23 septiembre 2006

STELLA Y EDUARDO

Por Omar Dianese
Sueños, informática y desamparo

Buenos Aires. Un desafío de cemento gris que no da treguas. Historias alquitranadas que se derraman a diario en un escenario empedrado o penosamente asfaltado.

Extraño contraste siglo XXI de tango y Rock and Roll; de pizza, moscato y fainá; de corazones solitarios inmersos en el olvido y la lujuria; de vértigo y siesta; de chapa, madera y enormes edificios modelo 2000.

Un loco, irreverente autódromo del descontrol en el que se pisa el acelerador a fondo. Una obra de treatro en la que el facilismo parece ser el gran protagonista y la solidaridad la pobre muchachita abandonada.

El vino amargo de la decepción y el café triste de la incertidumbre bebidos desde la mesa de un bar mirando pasar el mundo.

La noche suele colocar un oscuro telón a la pantomima del diurno festival del desencuentro, abriendo las puertas "del concert" de la marginación como un sótano penumbroso.

Miles de televisores encendidos convocan un universo de miradas. Ojos atentos

a los análisis de la realidad cuando la realidad no resiste análisis alguno; al último video clip de los Rolling Stones; al clásico entre la Roma y la Lazio; a los vacíos noticieros; a la frivolidad farandulesca...

Mientras tanto en Buenos Aires, desafío de cemento gris que no da treguas, historias fundidas en alquitrán se multiplican en la calle como diamantes en el cosmos.

Stella y su hijo Eduardo solo conocen en las madrugadas invernales el reparo de la antesala de un comercio y la frialdad de una vereda descolorida.

El calor del verano suele sorprenderlos amaneciendo con la vista al cielo, como buscando una explicación, una respuesta. Vaya uno a saber...

(Para escuchar la entrevista hacé click aba
02- Stella y Eduar...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno! Saludos